“Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representaban una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.” Viktor Frankl

.

.

sábado, 30 de julio de 2011

PENSAMIENTOS QUE PREVIENEN Y CONTROLAN ENFERMEDADES CARDÍACAS



 
Si creemos que hay un peligro cercano, tendremos miedo: sudaremos, aumentarán las pulsaciones de nuestro corazón, sentiremos angustia y es muy posible que temblemos. Esto es así aunque en la realidad no haya ningún peligro: basta con que lo pensemos. Nuestros pensamientos interpretan nuestro entorno; es esa interpretación la que nos hace sentir de determinada manera.
Las creencias irracionales son pensamientos que no están basados en  pruebas, ni en la realidad, pero aún así los sentimos como ciertos. Pueden estar en el origen de depresiones, trastornos de ansiedad, estrés, obsesiones, apatía o cualquier tipo de malestar psicológico (incluso físico). Si creo que la vida es sólo un valle de lágrimas, no seré capaz de disfrutar los buenos momentos y es muy posible que esté triste, nada me ilusione y todo me dé igual.
Los pensamientos irracionales que nos hacen daño se pueden resumir en tres:
-          Tengo que hacerlo todo bien y ser valorado o valorada por los demás”. Todos nos equivocamos, y los fallos son parte del ser humano; si nos exigimos hacerlo todo bien nos sentiremos frustrados, nunca podremos alcanzar ese objetivo.  Cada persona tiene unos gustos y opiniones que pueden no coincidir con los nuestros, pero eso no significa que no seamos válidos.
-          “Lo normal es que, si yo trato bien a los demás, los demás me traten igual”. Cada persona es un mundo y “vive su propia batalla”. Son tantas las circunstancias, que no podemos estar dependiendo de cómo se porten los demás con nosotros; la vida que podemos cambiar y mejorar es sólo la nuestra.
-          Tendré que enfrentarme a los esfuerzos necesarios para conseguirlo que busco, pero si son demasiado duros es una desgracia o mala suerte”. Sólo con esfuerzo obtendremos recompensas, y esos esfuerzos, por propia definición, muchas veces serán muy sacrificados; pero esto logrará que valoremos aún más lo conseguido.
Frente a esto, los pensamientos serán positivos y nos ayudarán cuando:
-          Nos hacen sentirnos bien con nosotros mismos y /o con los demás. “Soy capaz”.
-          Incluyen otras opciones y no es la única verdad. “Me caen mejor los del Real Madrid, pero también tengo amigos del Barça”.
-          Tratan sobre gustos y preferencias, no de obligaciones o necesidades. Si creemos que estamos obligados a algo, o que lo necesitamos, sentiremos ansiedad ante su ausencia o incumplimiento. En la realidad, todo lo que hacemos lo elegimos, es nuestra preferencia. Eso sí, dentro de las opciones que tenemos; pero ser realista es recordar que siempre hay otras. “Me gustaría tener hijos, pero podré ser igualmente feliz si no los tengo”.
-          A veces podemos sentirnos mal, pero lo que pensamos no impide o paraliza nuestro desarrollo vital y la consecución de nuevas metas. “Mi marido ha muerto pero aún me quedan muchas cosas que hacer y disfrutar”.
-          Tienen en cuenta que todo depende de la situación, y que no hay una sola afirmación que se cumpla en todo momento. “Estoy pasando una mala racha, pero todo puede cambiar”.
Las creencias irracionales en los trastornos cardiovasculares
Sobre el 80% de las personas con hipertensión arterial presentan rasgos de  perfeccionismo e impaciencia; quieren hacerlo todo bien y urgentemente. A los demás les exigen tanto como a ellos mismos, con lo que se frustran fácilmente y pueden aislarse de los demás al no cumplir éstos sus expectativas.
Las creencias irracionales, o pensamientos que nos hacen daño, más comunes en trastornos cardiovasculares son:
-          Todo lo que hago supone una amenaza”. Este tipo de pensamiento sólo provoca miedo y ansiedad. No hay que dejar de hacer todo, ni actuar como si nos diese igual. Controlar lo que hacemos y sus consecuencias, informándonos y tomándonoslo de manera realista y calmada, nos ayuda a darnos cuenta de todo lo que aún podemos emprender.
-          No puedo llevar una vida normal”. Nadie puede hacer todo lo que quiere; con tus límites, proponte realizar lo que te guste. Una vida “normal” no es más que saber adaptarse y ser feliz con las circunstancias que tengamos.
-          Actúo como si no pasara nada, así consigo ser feliz”. Negar la realidad sólo consigue que llevemos a cabo conductas de riesgo que empeoran todo.
Así, ejemplos de creencias que nos ayudarán, especialmente en las patologías cardiovasculares:
“Tengo una enfermedad pero no se acabó mi vida, aún puedo hacer muchas cosas”.
“No paro de hacerme revisiones tras la operación, pero es algo que no tiene tanta importancia y logro ser feliz”.
“Me cuidaré aún más y así reduciré riesgos de que vuelva a pasar”.
 “Si cometo un error en el trabajo, es sólo un error en el trabajo”.
“Estoy esperando pero así tengo tiempo para pensar”.
“Siempre pueden ocurrir imprevistos por mucho que planee, así que no me voy a preocupar más de lo que debo”.
“Si le explico a otra persona lo que tiene que hacer, acabará haciéndolo bien, aunque no sea a mi manera”.
“Las relaciones sociales son una gran ayuda y las aprovecharé”.
“Se me valora por quién soy, no por lo que haga o logre”.
¿Qué hago para cambiar los pensamientos que me hacen daño?
-          Sé consciente de que no hay ninguna verdad absoluta: lo que piensas puede no ser correcto; sobre todo si te hace sufrir a ti o a los demás.
-          No hay nada en la vida realmente imprescindible; otra cosa es que nos ayude o nos guste. Somos capaces de adaptarnos a cualquier tipo de situación o carencia.
-          Sentirse mal a veces es comprensible, pero debemos esforzarnos por moderar nuestros sentimientos y reacciones para evitar un freno en seco en nuestro propio desarrollo.
-          Todo depende de la situación. Para ser realistas y evitar hacernos daño deberíamos aprender a pensar respecto a situaciones concretas, y no generalizar. En vez de creer que “le caigo mal a todo el mundo”, es más positivo decirse “me voy a esforzar en acercarme a mis compañeros de trabajo porque parece que no hay muy buen ambiente”.
-          No puedes, ni necesitas, hacer todo bien y gustarle a todos. Además de ser algo imposible, sólo conseguimos frustrarnos y estar ansiosos o estresados al no llegar nunca al objetivo planteado. Los demás pueden tratarte mal, pero depende de esas personas, no de ti.
-          Si no hay esfuerzo, lucha y obstáculos salvados, no hay recompensa.
-          Repítete los pensamientos que te ayudan: “yo puedo”, “tengo muchas cosas buenas”, “es normal equivocarse”… Igual que los pensamientos negativos dan vueltas por nuestra cabeza hasta que nos los creemos, también podemos aprender a pensar de otra forma si hacemos el mismo proceso de repetición con los que nos ayudan.
-          Ensaya con otra persona lo que debes hacer en la situación que te provoca malestar.
-          Imagínate a ti mismo/a enfrentando las situaciones de manera correcta. Si sabemos que creer en algo es el primer paso indispensable para hacerlo posible, vernos capaces de enfrentar una experiencia nos dará fuerzas para realizarlo.

Más información:

-          Psicología de la Salud y enfermedades crónicas” Luis A. Oblitas Guadalupe y Cols. PSICOM Editores. 2005

-          ESTRéS, REACTIVIDAD CARDIOVASCULAR Y DOLOR: FUNDAMENTOS Y METODOLOGíA” de CONDE GUZóN, PABLO ANTONIO. JUNTA DE CASTILLA Y LEON. CONSEJERíA DE EDUCACIóN Y CULTURA. 2005